Ni tan fría como para congelar, ni tan caliente como para arder en ella.
Ni tan dispuesta a recibir invitados a cualquier hora del día, ni tan reacia a ser la anfitriona: esa misma que decían que no cedería. Ni tan oscura como para tener algo que ocultar, ni tan brillante como para alardear. Ni tan seria como para aborrecer, ni tan alegre como para complacer…
Cuando no la conoces no le tienes fé, no te llama la atención y ni la quieres conocer; pero dale solo un momento, de entrada confunde con su frialdad, pero te aseguro que te envolverá.
En vano son las palabras que aquí puedo plasmar, pues aunque pienso y pienso no la puedo encapsular, ella es mucho mas que rima, es mucho mas que bondad, es mucho mas que lluvia y hasta hospitalidad.
Jamás me cansaré de recorrerla sin parar, de adentrarme en sus historias y admirarla con felicidad, de contarle al mundo entero lo que siento al recordar cada instante de alegría que he vivido en Bogotá.
Más allá de verme nacer, de verme crear y verme crecer, esta tierra me enseñó a comprender que aunque gris sea el atardecer, jamás puedo desfallecer. Pues es su gente, su historia y su trascender lo que hoy; una vez más, me hace agradecer e inmensamente enorgullecer por llevar este titulo en mi ser.
¡Ser ROLA es algo que por siempre voy a enaltecer!