Dedicado a Esperanza Arévalo.
Tratando de no tocar temáticas cliché en mi Blog, no debería siquiera hablar sobre el día de la madre, ¿no? pero es que… ¿Cómo no hacerlo?, si aunque comercialmente hablando; es solo un día al año en que se celebra y conmemora este evento, todos sabemos que no hay día en que no pensemos en nuestras mamás, sin importar si es mayo, agosto, septiembre, o febrero; cada día hay algo que nos recuerda a esos seres maravillosos que nos dieron la vida y que para fortuna de muchos de nosotros siguen acompañando y guiando nuestro caminar con ese amor indescriptible que solo siente una madre (no sé cómo se siente, pero ellas dicen que es “indescriptible” y todos les creemos).
¿Sabían que el 86% de los Norte Americanos planean celebrar el día de la madre (este año) gastando un récord histórico de $180USD promedio por persona y que la lista de regalos más apetecidos para dar ese día, varía entre joyas, zapatos, viajes, y cenas? Tal vez a muchos les parece exagerado, a otros normal y a algunos incluso hasta poco, pues comparten esa filosofía de que para la madre nunca nada será suficiente ya que merecen todo y hasta más de lo que les podemos dar. Cabe recalcar que en estos días y con el nivel de consumismo que va en aumento gracias a nuestras no tan inteligentes decisiones económicas y en gran parte al excelente trabajo publicitario y de marketing, éste es un año prometedor para la industria de las tarjetas impresas, los chocolates y las flores en todo el continente Americano a lo cual debo decir: ¡Bien jugado colegas publicistas!.
Basándome en ese dato que acabo de compartir llegan a mi mente algunos recuerdos que vale la pena mencionar ya que del Día de la madre estamos hablando, trataré de ser breve, lo prometo. Cuando estaba en colegio; primaria más exactamente, la mayoría de regalos para ese día los hacíamos en clases de manualidades o arte y nunca superaban los $5.000COP, ¡Jamás!, luego en Bachillerato las cartas, los desayunos, las porcelanas y las flores eran nuestros mejores aliados para celebrarle este día a mi Má y digo “nuestros” porque nunca estuve sola en esta labor, siempre mi Páp estuvo presente e infinitamente interesado en que juntos le celebraremos a mi Má como se debía, más tarde llego la Chiqui de la casa, mi adorada hermanita y desde entonces; hemos sido los tres una sola fuerza cuando de celebrar y sorprender a la Má se trata.
Tiempo después, ya estando en la Universidad y con un trabajo estable; los regalos y las celebraciones iban cambiando así como el poder adquisitivo iba evolucionando. Sin embargo, en nuestra mente siempre estuvo la idea de hacerla feliz y hacerla feliz no era precisamente comprarle lo más caro o llevarla a los restaurantes más concurridos y nombrados de la ciudad, hacerla feliz era dedicarle tiempo, más de lo usual, entenderla en sus opiniones, comprender sus gustos aunque no eran los mismos de nosotros, servirle un café cuando llegaba de trabajar y preguntarle cómo estuvo su día… ¡Así de fácil se mantiene feliz a una mamá! escuchándola y preocupándose por sus sentimientos, pensamientos y emociones, demostrándole de mil maneras y con pequeños detalles que es lo más cercano a la perfección que nos ha mandado Dios y que valoramos cada segundo su existencia, que es ese primer ejemplo femenino que tenemos en nuestra vida y el cual sin lugar a duda queremos seguir en muchos aspectos, dedicándole tiempo a ella, para estar con ella, para hacerla partícipe de nuestra vida y para compartirla con ella.
A ciencia cierta no he determinado completamente qué fue lo que me motivo a escribir esta entrada, si fue conocer las cifras que mencioné anteriormente, o dejarme contagiar por la emotividad que desata el acercamiento a la fecha tan nombrada, o si fue el hecho de estar lejos de mi Má en este día o quizá solo fue algo más de instinto, solo la intensión de querer compartir esto con ustedes. Lo que sí tengo claro, es que aún sin ser parte del club de madres, entiendo perfectamente lo que ellas desean y lo cual no está para nada alejado de lo que merecen. Concuerdo sin lugar a dudas en que “Puedes comprar lo que quieras, menos el amor” y agrego que muchísimo menos si de amor de madre estamos hablando. Hoy en día valoro más que nunca cada café que me he tomado mi Má, cada charla que hemos tenido, cada consejo que hemos compartido y cada risa que nos hemos regalado y anhelo con todas las fuerzas de mi corazón un abrazo suyo todos los días, pero más aún los anhelo en los momentos en que la vida me demuestra que sin importar la edad, lo vivido o lo sentido, en el interior sigo siendo tan pequeña como ese momento en el que estaba dentro de su vientre.
***Encuentra la version en Inglés en mi siguiente publicación.***
Hermosa y muy acertada apreciacion en reconocimiento a esa ardua, abnegada y loable labor
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